17.2.12

Tiempo de Incultura.

Vacío, nimio; es lo que hay, pero vacío parece ser para muchos más que suficiente en estos días donde la desidia maneja los hilos de tantos títeres que, como niños, aún se entretienen con trivialidades, mientras les es cercenado todo aquello que en algún momento fuese avidez de conocimiento. Y la erudición, que debería tener un papel preponderante en la sociedad actual, cada vez se ve más rezagada. La docta, que debiese ser objeto de fascinación y mantenerse en constante crecimiento, está siendo progresivamente aislada del pueblo y se ha convertido en un grupo muy exiguo. ¿Dónde se quedó la voracidad intelectual común?

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